Ir al contenido principal

Circunstancia y destino: Dos carreras, dos universidades, una persona.

El 12 de octubre de 2020 empecé con un nuevo reto en mi vida; estudiar dos carreras en dos universidades diferentes. Contrario a lo que pensaría cualquier persona con sentido común, mi ingreso a estas carreras fue asincrónico y muy circunstancial. En los próximos párrafos describiré como llegué a esta situación y, sutilmente, compartiré un poco de mi historia y de quién soy.

Hace cuatro años ingresé a Licenciatura en Derecho en el ITESM, coloquialmente conocido como Tec de Monterrey. Al igual que muchos jóvenes que acaban de concluir el bachillerato, no tenía idea de que carrera elegir entre la gran oferta académica que existe, pero sabia que quería seguir en el Tec por mi experiencia previa en la prepa, además de contar con una beca que cubría el 100 % de los gastos de colegiatura. En ese entonces ya figuraba la carrera de filosofía entre mis opciones, pero la incertidumbre respecto a la bolsa de trabajo me había hecho descartarla. Así que, siguiendo el consejo de familiares, docentes y, sobre todo, de mi padre, decidí estudiar para ser abogado. La abogacía es una de las profesiones más antiguas y demandadas en occidente, además de contar con muchas opciones de trabajo. Aunado a esto, me convenció el hecho de que muchos escritores que admiraba habían estudiado leyes, lo cual me hacía sentir cómodo con mi elección ya que, tanto la carrera como la universidad, tenían un alto nivel de prestigio.

Sin embargo, tres años después ocurrió una serie de sucesos por los cuales perdí la beca (circunstancias ajenas a mí que tal vez cuente algún día), lo cual me imposibilitó seguir estudiando en el Tec ya que las colegiaturas eran muy altas para pagarlas por cuenta de mi familia. En consecuencia, entre en un periodo de inactividad académica. Al inicio, vi tal circunstancia como una oportunidad para desenvolverme en el ámbito profesional y cumplir varios proyectos que tenía en mente con la esperanza de volver al Tec en un plazo máximo de un año. Empecé trabajando como escritor freelancer en una plataforma educativa, participé en un par de concursos artísticos y desarrollé algunas ideas de negocios, pero no tenía estabilidad financiera ni un plan concreto a futuro. Conforme pasaba el tiempo, la esperanza de terminar la carrera en mi primera universidad fue disminuyendo poco a poco y tenia que buscar otras opciones para mi formación académica. Así es como entró la UNAM a mi vida.

A inicios de este año, poco antes de que empezará el caos por el COVID-19, hable con mi padre acerca de estudiar otra carrera en otra universidad. Mientras que el quería que entrará en la misma carrera pero en la UNAM, yo ya no estaba encantado con el Derecho y había descubierto que mi interés gravitaba hacia otra dirección: la filosofía. Después de algunas negociaciones, conseguí que mi padre me apoyará emocional y económicamente en esta decisión. Ya emocionado de nuevo por mi futuro, busqué la fecha de la próxima convocatoria para licenciatura, la cual fue JUNIO 2020, pues corría el mes de mayo cuando todo esto pasaba en mi vida. Yo no sabía como era el proceso de selección ni que el examen de admisión es muy parecido cada año, por lo que no sabia que esperar. Seguí las instrucciones de la convocatoria y empecé a estudiar en cuanto tuve la guía, es decir, a finales de junio. Tenía la convicción de quedarme en el primer intento, pero a una semana de haber empezado a estudiar par el examen recibí la noticia de que, por un cambio afortunado de circunstancias, podía volver al Tec para terminar mi primera carrera.

Esta última noticia cambio mi vida en ese momento. La ansiedad acumulada de un año que estaba siendo amplificada por la preocupación de no pasar el examen de la UNAM se alivió en ese momento. Tenía la oportunidad de no desperdiciar los tres años que ya había invertido en la carrera de Derecho (Ninguna otra escuela de prestigio revalidaría mis materias, lo investigué), por lo que la tomé y a la semana siguiente ya estaba inscribiendo mi horario para entrar a clases en agosto. Derivado de esta situación, dejé de estudiar para el examen de la UNAM y, de hecho, no sabia si ir a presentar el examen o no. Por un lado, podía volver a concentrarme en mis estudios de Derecho olvidando el estrés que implica el proceso de inscripción en la UNAM, pero por el otro lado tenía un sentimiento de culpa y autotraición, porque la filosofía era lo que quería estudiar, lo que más me gustaba y, además, ya había pagado el derecho a examen y no perdía nada intentándolo.

El 20 de agosto me presenté en el Colegio Oviedo Schonthal para la toma de fotografía y la aplicación del examen. No había estudiado nada después de saber que volvería al Tec, pero tampoco me sentía presionado por esa misma razón. Presentar un examen presencial en tiempos de pandemia es algo surreal, pero de eso hablaré luego. Al contestar el examen tenía incertidumbre en muchas respuestas, por lo que cuando terminé no tenia ni idea si iba o no a ser seleccionado. Exactamente un mes y un día después se publicaron los resultados. Lo recuerdo porque una amiga a la que le había contado esta historia me etiquetó en una publicación de Facebook un día antes, así que el 21 de septiembre por la mañana yo ya estaba emocionado y preocupado al mismo tiempo mirando la pantalla de mi computadora sin poder entrar al portal por la saturación de los servidores. No pensaba que sería admitido pues, al ver que el mínimo de aciertos requeridos era noventa y nueve, pensé que yo debía tener menos, máximo noventa. Después de una hora de recargar repetidas veces la página web vi mi resultado. noventa y nueve aciertos. Ni uno más, ni uno menos.

La travesía no termino allí, ya que tenia que entregar los documentos que me solicitaba la UNAM para quedar plenamente inscrito y me hacia falta uno muy importante: El certificado de bachillerato. Dadas mis pocas expectativas de ser seleccionado, no había gestionado el trámite de duplicado del certificado y el único que existía estaba en manos del Tec. El mismo día que recibí los resultados empecé a mandar correos electrónicos a todas las personas de Servicios Escolares que me pudieran ofrecer una alternativa para acceder a este documento. Fueron dos semanas de estrés y de insistir hasta que conseguí que me lo dieran DOS horas antes de entregarlo en CU.

Al momento de escribir esto, apenas ha pasado una semana y media de que entregué los documentos y apenas una semana de clases en la facultad de filosofía y letras. A pesar de que las clases son por Zoom en ambas universidades, las diferencias se notan de inmediato. Aparte, la mayoría de mis compañeros en la UNAM son novatos en la vida universitaria y cuatro años menores que yo, lo cual parece ser una gran diferencia. Sin duda alguna, habrá muchas cosas que escribir en el futuro sobre la evolución de estas clases, de mi sanidad mental y de la situación actual, ya que en algún momento volveré a las clases presenciales en ambas instituciones y la situación podría volverse más compleja de lo que ya es.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Primer año de filosofía en la UNAM

Hace exactamente un año fue mi primer día de clases en la licenciatura en filosofía en el sistema escolarizado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Puedo asegurar que estudiar esta carrera ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida hasta ahora. Aun me quedan seis semestre por delante, pero quiero dejar una constancia de cómo ha sido mi experiencia hasta ahora, sobre todo porque este primer año fue completamente en línea y porque, creo yo, ha sido el año con mayor influencia en mi vida. El camino hacia la filosofía Cuando alguien se plantea estudiar filosofía tiene, por lo general, dos opciones; estudiar filosofía por su cuenta, asistiendo a cursos, haciendo lecturas, viendo videos y descubriendo nuevas ideas o hacer lo mismo pero en la compañía de expertxs en filosofía en una universidad. Antes de entrar a la UNAM, yo ya estudiaba filosofía de forma autodidacta a la par que cursaba otra licenciatura en otra universidad. Mi método consistía en leer libros...

Socialización digital en medio de la pandemia

Hice mis primeras amigas y amigos de la carrera en la tercera semana de clases. Tres semanas son mucho tiempo en tiempos normales, ya que durante mi primera carrera hice amistades desde el primer día. Pero estamos en tiempos de pandemia y la socialización digital no es tan rápida como la tradicional, al menos no para mí. Así que el día de hoy pienso hablar un poco sobre esta nueva faceta de la vida; hacer amigos en la universidad sin conocerlos físicamente.  La socialización a distancia no es algo nuevo. Tiempo atrás sabíamos de la existencia de parientes lejanos que nunca habíamos visto en nuestra vida a través de cartas. Se podían hacer amistades a través de correspondencia y después por medio de llamadas telefónicas. No fue sino hasta principios de este siglo que la revolución digital con ayuda del internet empezó a fomentar espacios virtuales donde las personas se podían llegar a conocer por medio de chats, la forma instantánea de mensajería. Poco a poco ese sistema fue evoluci...

Seminarios, congresos, diplomados: La vida académica después de las clases

Algunas personas no nos satisfacemos con lo que nos enseñan en las clases, sino que queremos profundizar en ciertos temas, desarrollar ideas y proyectos propios o bien, conocer a más personas con quienes discutir sobre lo que nos interesa. Para ello, normalmente existen dos opciones generales; estudiar por tu cuenta o participar en espacios y eventos diseñados para el aprendizaje. En la entrada de hoy, me centraré en la segunda opción.  ¿Qué opciones existen? En la práctica es posible encontrar muchísimos tipos de eventos y espacios para profundizar y desarrollar nuestro conocimiento como talleres, simposios, grupos informales de estudio, etc. Aquí explicaré las tres principales opciones que considero más fáciles de identificar y de las cuales he sacado el mayor provecho en mi paso por la universidad hasta ahora. Congreso Un congreso es un evento masivo donde se imparten conferencias, presentaciones de libros, mesas redondas, homenajes, etc. y cuyo objetivo es difundir los ava...